A veces sueño, a veces alucino, el sueño reconforta el alma, finca metas imaginables, paraísos existentes solo en la mente. Alucino, cuando los sueños parecen tan reales que la imaginación se queda corta, que la verdad es parte de un sueño y el sueño se convierte en verdad. Muchas veces sueño, otras son alucinaciones y los menos son realidades adaptadas a mis sueños.
A veces luna, a veces sol, la luna me da la belleza fría, el sentimiento inequívoco de soledad, de paz, la inspiración y de saberme un extraño en mi propio paraíso. El sol me da la fuerza, la energía pero limita mi pequeño mundo de nostalgia y sentimientos.
A veces viento, a veces lluvia, el viento es mi esencia, mi libertad, la forma en que viajan mis ideas, mis sueños y mis versos. La lluvia es la gracia, es la fuente de la creación, son las lágrimas del cielo que reclaman vida.
A veces un puente, a veces solo una escalera, un puente me ayuda a cruzar aventuras, sensaciones que mi mente crea, une mi vida con la realidad. Una escalera me ayuda a subir, no importa que no tenga peldaños suficientes para alcanzar mis sueños, mis metas. No hay escalera más larga que mis propias metas.
A veces un atardecer, a veces un amanecer, la elección perfecta tampoco la conozco, un atardecer mágico donde la experiencia de un día se puede capitalizar minuto a minuto, donde los sueños fueron aterrizados donde la noche reconforta los momentos vividos. Un amanecer es la oportunidad de ser mejor, es la oportunidad de ver la mañana y saber que estas vivo, que la vida te da una nueva oportunidad de realizar tus sueños.
Por ello a veces no se que elegir
Javier Fransoni |